Cenizas y santuarios en el mar. By Raúl Villa

 

El aparentemente inofensivo acto de lanzar cenizas de un difunto al mar puede acarrear una serie de problemas, tanto desde el punto de vista de contaminación medioambiental, como del de sanciones económicas. Ello se debe a que, aunque en el proceso de incineración de una persona se eliminan prácticamente todos los restos orgánicos y metales pesados, lo que ocurre habitualmente es que los lanzamientos de cenizas suelen ir acompañados de recipientes de metal, plástico u otro material no biodegradable, llegándose a lanzar al mar hasta teléfonos móviles. Este problema medioambiental se confirmó en 1992, el año de la Expo de Barcelona. Sorprendentemente, del resultado de un dragado, se extrajeron cuatro toneladas de urnas de metal que se encontraban alojadas en el fondo del mar.

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